En natación, si coinciden nadadores talentosos con puestas a punto adecuadas y la mejor instalación acuática del mundo, puede ocurrir lo de la semana anterior en Budapest, con increíbles 30 récords durante el Campeonato Mundial de pileta de 25 metros, disputado en la espectacular Duna Arena.
Allí se vieron extraordinarias actuaciones de la norteamericana Gretchen Walsh, del suizo Noé Ponti, de la canadiense Summer Mc Intosh, y del velocista de Islas Caymán Jordan Crooks.
Por conjuntos, hubo un cómodo triunfo de Estados Unidos, seguido muy lejos por Rusia, que participó como equipo neutral, Canadá y Suiza.
Si bien varias figuras internacionales como León Marchand, Pan Zhanle y Katie Ledecky estuvieron ausentes del Mundial, los récords obtenidos hicieron olvidar a esas bajas. Algunas de ellas como consecuencia de las exigencias del año olímpico, y otras posiblemente producto de la especulación con respecto a la programación deportiva, y de la insólita fobia de varios países al short course (curso corto), de lo cual ya hablamos en otras notas.
Argentina estuvo representada por sólo tres nadadores, probablemente siguiendo un perfil similar al de esos países, para los que el short course se presenta como difícil de ubicar en el calendario. Y que reservaron a algunos deportistas o incluso que enviaron a otros especialistas de pileta corta, en donde la técnica en las vueltas y una buena posición hidrodinámica, son decisivas ya que el nado subacuático puede representar más de la mitad de la prueba, en especial en las de velocidad.
La mejor nadadora del torneo, Gretchen Walsh, de portentoso físico, con 1,85 de altura y 1,93 centímetros de envergadura, logró nueve récords mundiales, nadando en superficie solamente el 46% de la prueba, en los 50 libre, y el 49% en los 100 mariposa.
En la conferencia de prensa, Walsh sorprendió a todos diciendo que era la primera vez en su vida que competía en un torneo internacional en pileta de 25 metros, algo insólito y casi increíble. Esto sucedió muy probablemente como consecuencia de los pruritos, y también de cierto desdén de los técnicos norteamericanos con el otro formato.
Sin embargo, los más de 250 mil dólares en premios por los récords mundiales que embolsó Gretchen la harán reflexionar sobre la conveniencia de competir más a menudo en metros y menos en yardas.
Es que en Estados Unidos, históricamente, muchos entrenadores y sus nadadores han pasado por alto las competencias en piscina de 25, para nadar sólo en larga o dedicarse a la temporada de competencia en piletas de yardas, la cual es casi exclusiva de los Estados Unidos. Gretchen Walsh hace años fue irónicamente bautizada por algún bobo en el ambiente de su país como «nadadora de bañera», porque sus extraordinarios resultados en yardas no tenían luego correspondencia con la pileta olímpica, lo que prueba que tontos hay en todos lados.
Es muy claro que de pileta larga a corta se produce una favorable transferencia medible en marcas, pero para ello hay que entrenar gran parte de la temporada en pileta de 50, y luego pasar por un macrociclo de seis a diez semanas en la de 25 metros. Por supuesto, hay que tener piscinas adecuadas, y las dos temporadas con los objetivos bien determinados.
Antes dijimos que hay numerosos países con una natación no tan fuerte ni desarrollada como la norteamericana, entre ellos Argentina, que tienen planteos similares a los de Estados Unidos. Pero eso sin tener la alternativa de las yardas, ni de la natación universitaria, y por supuesto sin la enorme variedad de infraestructura ni la cantidad y calidad de esa potencia deportiva.
Es posible y necesario pensar en otras posibilidades, y para ello es bueno recordar que en nuestro país, en épocas no tan lejanas, se planificaron ciclos de entrenamiento del equipo nacional con objetivos que también culminaban en las competencias internacionales de pileta corta. Fueran ellas tanto las de World Cups como el Campeonato Mundial.
Por ejemplo, hace 22 años, el seleccionado de Argentina por única vez en la historia entró entre los diez mejores países en el Mundial de Moscú 2002, en pileta de 25, con tres medallas y varios accesos a finales.
Luego del excelente espectáculo en Budapest pudimos destacar una vez más, la opulencia deportiva de Estados Unidos para definir un Mundial al que no son muy afectos, y para nosotros la necesidad de replantear estrategias técnicas. Esto en un país que si bien es carente de la suficiente infraestructura para entrenamiento y competencia, tiene muchas más piletas de 25 que de 50 metros.
Vale la pena entonces analizar las características de todos los nadadores, y las posibilidades en los distintos eventos internacionales. Todo esto, por supuesto, siempre y cuando la inversión en deportes lo permita.
* Ex Director Nacional de Deportes.