viernes, 27 diciembre, 2024
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Los «riesgos» para Galicia del acuerdo con Mercosur: ‘dumping’ en la carne que puede acarrear más abandono

El acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) abre oportunidades para Galicia en sectores industriales como la automoción, pero el campo gallego afronta diferentes «riesgos» que pasan principalmente por el sector de la carne.

En conversación con Europa Press, el profesor de Economía Aplicada de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) Edelmiro López reflexiona acerca de que existe «un riesgo claro de ‘dumping’ ambiental y social que no va a favorecer la viabilidad económica» de las granjas cárnicas en Galicia, lo que «aumenta el riesgo de abandono de explotaciones», las cuales «ya llevan unos años con problemas importantes».

Este especialista en el ámbito agrario deja claro que «en cualquier acuerdo de libre comercio siempre hay ganadores y perdedores», por lo que se trata de establecer «cómo lograr minimizar impactos negativos» que se centran en el agro.

Ante este escenario, llama a Xunta y Gobierno central a «tener algún tipo de estrategia», ya que «en costes no se va a poder competir», lo que «claramente es un riesgo». Añade que «solo cabría la apuesta por la diferenciación y calidad de los productos».

Pone el ejemplo de las tareas de gestión de territorio que desempeñan granjas en lugares como Os Ancares (Lugo) o el interior de Ourense para abogar por «medidas compensatorias» debido a sus «beneficios ambientales», «más allá del valor de la carne que producen».

En el otro extremo, para Galicia identifica oportunidades en ramas que pasan por automoción, textil y confección, unido a servicios e, incluso, sector agroalimentario en lo relativo a la exportación de vinos.

‘VACAS POR COCHES’

A nivel europeo, esta dinámica es similar, pues recuerda que ya hay quien define el acuerdo de UE-Mercosur como un intercambio de «vacas por coches».

Una cuestión que puede ser «asumible» si hay un plan para «compensar a estos sectores», además de «mirar cómo reforzar su posición y evitar que entren productos con competencia desleal».

En una previsión a «20 o 30 años», Europa «renunciaría a parte de su capacidad de producción de alimentos en favor de Mercosur», lo cual haría «a cambio de ganar peso en industria y servicios».

Para la UE es beneficioso en automoción, industria química y maquinaria, además de que empresas de servicios y construcción tendrían entrada en contratación pública en Sudamérica en «condiciones de igualdad». En cambio, «saldría claramente perjudicado» el sector agrario europeo en materia de vacuno, aves y azúcar.

Y es los costes de producción del agro en países como Argentina o Brasil son «muy inferiores» a los europeos, ya que se tratan de explotaciones de gran tamaño que hacen «imposible» competir en vía costes. A ello se suman otras amenazas que pasan por menores controles sanitarios que han levantado protestas de agricultores y ganaderos en las últimas semanas.

Así, «a medio y largo plazo lo que haría es acentuar la especialización que tienen los dos bloques», de modo que «el acuerdo reforzaría a Mercosur como gran potencia agroalimentaria, en parte a costa de los productores europeos; y en sentido contrario, impulsaría los sectores industriales y de servicios de la UE».

BALANZA COMERCIAL GALLEGA DEFICITARIA

En el caso gallego, pone el foco sobre el «poco peso» de este mercado sudamericano en el global exterior, pues las exportaciones de Galicia a Mercosur apenas suponen el 1% del total, en su mayoría coches y piezas de automoción, además de maquinaria. Eso sí, el saldo de la balanza comercial es «fuertemente deficitario» para la comunidad, dado que las importaciones ascienden a cerca del 4% del global, mayormente materias primas para la alimentación del ganado.

«Visto desde la perspectiva gallega lo más problemático sería el impacto que tendría en los productos agrarios, sobre todo en el vacuno», «también en carne de aves porque Brasil es una enorme potencia», incide.

Precisamente, un punto sobre el que hace hincapié es el papel que juega la producción extensiva de carne en Galicia con «muchos beneficios ambientales», puesto que se sitúa en zonas de alta y media montaña, así como en comarcas rurales del interior. Su abandono incidiría en problemáticas que pasan por la ordenación territorial y la lucha contra los incendios.

«DUDAS» CON LA APLICACIÓN DE LAS CLÁUSULAS ESPEJO

Este experto en el ámbito agrario tira de experiencia en pasados acuerdos de libre comercio para mostrar sus «dudas» y dice «desconfiar» sobre en qué medida se va a cumplir lo expuesto de modo formal en el texto, puesto que aparecen mecanismos para ese equilibrio, véase la aplicación de cláusulas espejo por la que los productos importados deben cumplir con normas equivalentes a la UE.

«La experiencia de acuerdos previos de liberalización comercial me lleva a ser poco optimista», razona, dado que «es difícil compatibilizar que tú tengas en Europa una producción cada vez más sostenible» con la «entrada de productos de países donde no hay ese mismo nivel de exigencia», tampoco a nivel de condiciones laborales.

En este sentido, remarca que la alianza recoge que «productos sensibles», como pueden ser la carne, contarán con «un sistema de cuotas de importación» y una implantación gradual que pueda paliar un «impacto fortísimo».

En el caso de la carne de vacuno, esa cuota pasaría por 200.000 toneladas anuales, el 1,5% de la producción de la UE.

Sobre la contradicción de que cada vez se reclame a los productores europeos «ir subiendo el listón» en requisitos ambientales, con estrategias del tipo ‘De la granja a la mesa’, con la apertura a mercados con menor control, se pregunta en qué medida es compatible con el cumplimiento de la liberación comercial la exigencia a productores de Mercosur de los mismo estándares que los europeos. De tal forma, las cláusulas espejo «plantean muchísimos problemas».

TODAVÍA PENDIENTE DE RATIFICACIÓN

No obstante, López hace hincapié en que «de momento lo que hay es un acuerdo inicial», todavía pendiente de aprobación tanto por los cuatro países de Mercosur como por la UE, lo que ve «más complicado».

Y es que aunque en Europa se opte por el procedimiento de separar la parte comercial de las otras dos patas del acuerdo (política y cooperación) para su ratificación, se necesita una mayoría cualificada de 15 países (dos tercios) con el 65% de la población para la luz verde.

Por tal motivo, este profesor explica que si hay cinco países con el 35% de la población en contra, el acuerdo se podría tumbar. Recuerda que Francia «se opone de forma frontal», a lo que se suman «probablemente también» Polonia, Países Bajos y Bélgica, por lo que «queda la incógnita de Italia», con lo que saldría una «minoría de bloqueo». «No es que esto ya esté santificado y vaya a ir adelante», avisa sobre el pacto alcanzado.

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