Durante los días calurosos, las personas suelen salir a disfrutar de su jardín con mucha más frecuencia e, incluso, lo usan para hacer reuniones con amigos y familia. Por este motivo, en esta época, tiende a crecer la preocupación por mantener la estética de las plantas que recubren los espacios verdes del hogar. Sin embargo, esta no es una tarea fácil, ya que hay que asesorarse bien para elegir las especies adecuadas para cada rincón. El jazmín árabe es una de las plantas que está en tendencia esta temporada por su rápido crecimiento, su dulce aroma y la facilidad de su cuidado.
El jazmín árabe o Jasminum sambac es una planta trepadora que puede crecer hasta los tres metros de altura y es ideal para decorar paredes y pérgolas. Esta especie, originaria de Asia y el Mediterráneo, es especialmente reconocida por su belleza y la dulce e intensa fragancia de sus flores blancas, que es capaz de perfumar un jardín completo.
Esta planta se mantiene florecida casi todo el año, a excepción de algunas semanas de frío extremo. Sus flores son siempre blancas, con una forma estrellada, y tienen un diámetro de entre uno y dos centímetros. Sus hojas, por su parte, son ovaladas, de un intenso y brillante verde oscuro. Para algunas culturas, su presencia en un hogar representa la pureza, la inocencia y el amor.
Para que el jazmín árabe prospere en el jardín, es necesario tomar un par de recaudos antes de plantarlo. En primer lugar, es importante destacar que esta planta prefiere climas cálidos y húmedos, con temperaturas que oscilan entre los 15 y los 30 grados. Se recomienda que esté en un lugar que reciba mucha luz del sol y esté protegido ante las fuertes heladas.
Asimismo, para crecer correctamente, requiere que el suelo esté bien drenado y fertilizado, con productos ricos en nutrientes. Durante el verano es conveniente aplicar un fertilizante rico en potasio cada 15 días para fomentar el crecimiento.
Si bien el jazmín árabe requiere un riego regular (dos o tres veces por semana, idealmente), este no debe ser excesivo, por lo que hay que evitar la formación de barro o charcos en el suelo. En cuanto a la poda, se recomienda hacerlo durante la temporada de invierno, ya que esto fomenta el crecimiento de las flores y facilita que sus ramas escalen hasta las alturas esperadas por las paredes. Al hacerlo, hay que procurar eliminar las ramas secas y aquellas que se crucen entre sí.
Aunque la mayoría de las personas usan esta planta como un gran arbusto que convierte los espacios del hogar en un oasis floral, es posible cultivar al jazmín árabe en contenedores pequeños sin que esto dificulte su normal desarrollo. Esto hace que esta versátil planta no sea ideal solo para quienes buscar adornar grandes patios, sino también para quienes quieren dar un pequeño toque diferente a ventanas o balcones.
Lo interesante de sumar un jazmín árabe al jardín es que tiene usos que van mucho más allá de la jardinería. Sus flores pueden usarse para hacer infusiones, perfumes caseros y hasta postres. Su consumo tiene múltiples propiedades relajantes que benefician al organismo. En algunas culturas orientales, incluso, su té se utilizaba como planta medicinal para tratar problemas digestivos y respiratorios.
Durante el verano, en los países de Medio Oriente, es muy común infusionar las flores del jazmín en una limonada, ya que le aporta a la bebida un sabor único y refrescante. Asimismo, muchos la utilizan para preparar helados de agua naturales, que quedan con un aroma inigualable.