El mediocampista rechazó en un principio la posibilidad de volver, pero su salida de Villarreal y una negociación clave terminaron sellando su regreso.
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Su retorno no solo significó el regreso de un ídolo, sino la consolidación de una de las máximas leyendas del club.
El 18 de febrero de 2007, Juan Román Riquelme regresó a la Bombonera para ponerse de nuevo la camiseta de Boca Juniors, club al que había dejado en 2002 para comenzar su etapa en Europa. La noticia fue un sueño hecho realidad para los hinchas, pero el retorno estuvo marcado por muchos inconvenientes y desafíos que casi lo impiden. El mediocampista atravesaba una situación complicada en Villarreal y aceptó la oferta, aunque solo por un periodo corto.
Si bien los fanáticos mantenían viva la esperanza, las circunstancias que rodeaban la negociación fueron difíciles y estuvieron a punto de impedir el sueño. Desde un primer rechazo hasta varias propuestas de instituciones extranjeras, el regreso del futbolista estuvo lleno de incertidumbres hasta que un entendimiento entre los directivos y un cambio de postura del jugador permitieron que todo se concretara.
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En su regreso a Boca, no solo recuperó su mejor nivel, sino que llevó al equipo a conquistar la Copa Libertadores.
Los obstáculos previos al regreso de Riquelme a Boca: de su negativa inicial a las ofertas de clubes europeos
En el verano de 2007, la posibilidad de ver nuevamente a Juan Román Riquelme con la camiseta de Boca se convirtió en un tema recurrente, pero no era algo fácil de concretar. El futbolista, que ya había tenido experiencias en Barcelona y brilló en Villarreal, se encontraba distanciado de la directiva y del cuerpo técnico del «Submarino Amarillo». En medio de esa tensión, su futuro era incierto. Sin embargo, los rumores sobre su retorno al conjunto argentino rápidamente fueron descartados por él, quien dejó en claro que no tenía intención de regresar, al menos en el corto plazo, como le proponían desde la institución xeneize.
La situación en España parecía cada vez más complicada, pero el mediocampista mantenía su negativa a dejar Europa. A pesar de los inconvenientes, el jugador rechazó las primeras ofertas de préstamo. En ese contexto, otros equipos, como el Bayern Munich y un club de Qatar, comenzaron a mostrar interés en ficharlo. La posibilidad de sumarse a estos gigantes parecía más atractiva que una vuelta a la Bombonera por solo unos meses. No obstante, las circunstancias cambiaron rápidamente, y la situación de Riquelme en Villarreal terminó siendo insostenible.
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A pesar de su gran rendimiento en España, la relación con el club se desgastó y su futuro se volvió incierto hasta último momento.
Cómo se concretó el préstamo de Riquelme y su impacto en la historia de Boca Juniors
Si bien el panorama era desfavorable para el conjunto argentino, las circunstancias cambiaron rápidamente y la etapa de Riquelme en Villarreal terminó siendo insostenible. Fue entonces cuando los dirigentes de Boca, encabezados por Mauricio Macri, decidieron actuar. Tras varias rondas de negociación con Fernando Roig, presidente del equipo español, se cerró el préstamo del mediocampista por unos meses. La propuesta inicial contemplaba un sueldo de seis millones de pesos durante ese tiempo, cifra que el jugador aceptó, pero con la condición de que el entrenador Miguel Russo respaldara su regreso. Fue el propio Russo quien dio el visto bueno para incorporar al ídolo, dejando claro que lo recibiría con los brazos abiertos.
El acuerdo fue un punto de quiebre. Lo que inicialmente parecía un sueño imposible para los fanáticos, se hizo realidad. Aunque circularon diversas opciones, como un fichaje por el Bayern Munich o una eventual llegada a Belgrano de Córdoba, fue el cariño por el Xeneize y la imposibilidad de continuar en la institución española lo que terminó inclinando la balanza.
El impacto de su vuelta no se hizo esperar. En pocos meses, Riquelme condujo al equipo a la gloria al ganar la Copa Libertadores 2007. Ese trofeo, el sexto en la historia del club en el certamen continental, consolidó su figura como ídolo y dejó una huella imborrable en la historia de Boca Juniors.