Mediante las moratorias previsionales implementadas inicialmente en 2005 y extendidas entre 2007 y 2014 pudieron acceder a la jubilación mínima -sin los aportes requeridos-, alrededor de 3 millones de personas, mediante descuentos en cuotas. Incluso en el 2024 las jubilaciones por moratorias representaron el 60% del total de beneficios del SIPA, con un costo equivalente al 1,8% del PBI, es decir, el 30% del total de gasto previsional.
Fin de la moratoria previsional: quiénes quedarán afuera de la jubilación y sólo accederán a la PUAM
Los datos corresponden a un estudio reciente de la Fundación Mediterránea en el que Laura Caullo reabre un debate vigente: el sistema previsional actual está fragmentado, es inequitativo e insostenible financieramente, sin embargo, sin una solución alternativa al fin de las moratorias, el sistema previsional podría continuar perpetuando desigualdades.
¿Qué cambios pueden sumarse en una eventual reforma jubilatoria en 2025?
Licuación de gasto jubilatorio y lo que viene
En términos fiscales, el gasto previsional en 2024 representó el 6,6% del PBI, y se convirtió en el principal componente del gasto público, aunque en 2023 había alcanzado el 7,3%.
«Esta caída en la partida presupuestaria respecto al año anterior se explica principalmente por la fuerte licuación de los haberes durante los primeros meses del año», señala Caullo, Investigadora responsable Área de Empleo y Política Social de la Fundación Mediterránea.
Además, explica que «la implementación de la fórmula mensual por IPC, que comenzó a regir por decreto, acentuó la erosión del poder adquisitivo, aunque con una tendencia más suave, perpetuando la licuación de los haberes a lo largo de los próximos años».
Dentro de este esquema, las moratorias previsionales sin dudas garantizaron niveles elevados de cobertura al permitir que casi 3 millones de individuos sin aporte, y merced al pago de descuentos en cuotas pudieran acceder al beneficio.
Ahora bien, en la mirada de la investigadora, «No renovar las moratorias implicaría que quienes no alcancen el mínimo de aportes queden cubiertos por la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM)».
Por qué el fin de la moratoria previsional pone en riesgo la jubilación de miles de argentinos
Vale recordar que este beneficio equivale al 80% del haber mínimo y asegura un ingreso básico, pero «introduce distorsiones significativas al no diferenciar entre quienes han aportado durante décadas y quienes no lo han hecho. Por ejemplo, un trabajador que realizó 29 años de aportes recibe el mismo monto que alguien que jamás contribuyó, desincentivando así la formalidad laboral», explica Caullo.
Y reconoce que «en este contexto, el no tomar acción sería aceptar la perpetuación de viejos problemas como las desigualdades, la baja densidad de aportes en un mercado laboral marcado por la informalidad y trayectorias laborales inestables y la elevada litigiosidad que caracterizan al sistema previsional actual».
¿Llegará en 2025 la reforma previsional?
Caullo intuye que es buen momento para que el gobierno transforme esta coyuntura en una oportunidad para ordenar integralmente el sistema previsional.
«Un diseño renovado debe priorizar la sostenibilidad fiscal y la inclusión social, articulando mecanismos que incentiven los aportes formales y fortalezcan la equidad intergeneracional», señaló y agregó que algunas alternativas «podrían incluir escalas progresivas en los beneficios de la PUAM según los años de aporte, eliminación de regímenes especiales y revisión de pensiones duplicadas entre otros temas centrales».
La investigadora de la Fundación Mediterránea cree que lo interesante es que en marzo hay que tomar una decisión. «Habrá presiones para volver a renovar las moratorias con se viene haciendo desde hace casi 20 años. Lo bueno seria aprovechar esa instancia para no sólo no renovarlas (tema que genera un gran alivio fiscal) sino hacer un ordenamiento integral», señaló.
Finalmente argumentó que el desafío que enfrenta el sistema previsional argentino exige algo más que medidas paliativas. «Se trata de una oportunidad histórica para redefinir las reglas del juego y construir un sistema que garantice derechos, promueva la equidad y asegure su sostenibilidad en el tiempo. El camino no será sencillo, pero con visión de futuro y decisión política, es posible sentar las bases de un esquema previsional que esté a la altura de las necesidades del país»
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