El lunes 14 arranca una nueva etapa para la economía argentina: se termina el cepo cambiario y vuelve la compra libre de dólares en bancos. Esto significa que no va a haber un precio fijo ni un valor único en todos los bancos. Cada entidad podrá cotizar el dólar dentro de esa banda, según de la oferta y la demanda, como ocurre en otros países con sistemas de flotación controlada.
Qué pasa con el dólar tarjeta tras el levantamiento del cepo cambiario
Sin embargo, el dólar tarjeta seguirá sujeto a la percepción impositiva vigente, que continuará aplicándose sobre los gastos vinculados al turismo y pagos realizados con tarjetas de crédito en moneda extranjera. Esto implica que, aunque se flexibiliza el acceso al MLC, los consumos en el exterior mantendrán su carga tributaria específica.
Los especialistas no le ven mucha razón de ser a la vigencia de este dólar para turistas dado el cambio de contexto. Emiliano Libman, macroeconomista de Fundar e investigador del CONICET, también sostuvo en diálogo con Ámbito Financiero que el 35% «pierde bastante sentido» ya que a las personas que viajen al exterior les conviene ahora comprar dólares al oficial y pagar la tarjeta con esas divisas, ahorrándose así el impuesto.
En el mismo sentido, el analista Jorge Neyro también ve «poco razonable la permanencia del recargo de ganancias». «Creo que tiene algún fin recaudatorio«, marcó.
Salinas también puntualizó sobre el impacto del dólar tarjeta en los ingresos del fisco, «lo cual en un contexto de cero emisión te suma para financiar al tesoro». Respecto de la conveniencia de comprar dólar MEP o dólar oficial, aclaró que «obviamente el atractivo va a depender de la brecha y las ganas de los argentinos de hacer la maniobra vía MEP«.
Vale recordar que desde junio de 2024 el Banco Central tiene déficit de cuenta corriente. El mismo se fue incrementando progresivamente, debido en gran parte al mayor nivel de importaciones y al creciente saldo negativo de la balanza de servicios, explicada en primer lugar por el «rojo» en turismo. Ambos factores son alimentados por una apreciación cambiaria que llevó al precio del dólar a su mayor atraso real desde 2015. Por ende, el recargo sobre las compras en el exterior buscó amortiguar en alguna medida este boom de salida de divisas por los viajes.
Embed