miércoles, 25 junio, 2025
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La política exterior acelera el desarrollo indio

El desarrollo económico de la India en la últimas décadas es sorprendente. Desde las reformas del gran ministro de finanzas Manmohan Singh, en 1991, la India encontró el camino para lograr un desarrollo significativo y desplazar a Alemania como la cuarta potencia económica mundial. La política exterior ha cumplido un rol importante en este proceso, y en la Argentina podemos aprender de esto.

Para el ministro de Relaciones Exteriores, S. Jaishankar, la política exterior es un ejercicio de competitividad en lo diplomático, legal, económico, tecnológico y militar. En lo económico, una obvia acción exterior es la promoción del comercio y las inversiones. Los mercados no funcionan siempre por sí mismos, y casi todo el mundo utiliza el estímulo y la facilitación.

Jaishankar considera que la política exterior contribuye a la creación de nuevas capacidades en el nivel doméstico. La India enfoca su accionar externo en obtener capital, tecnología y mejores prácticas del extranjero –siguiendo el ejemplo de Deng Xiaoping en China–. Así se lograron notables avances en tecnologías de la información, producción de autos, procesamiento de alimentos, transporte subterráneo, el tren bala, y capacidades espaciales y nucleares. Y afirma que la India realiza un catch-up en materia industrial, de adquisición tecnológica y competitividad.

Cree que las interacciones externas aceleran el crecimiento, pero que no deben sustituir a la creación de fortalezas en el nivel doméstico. Propone casi filosóficamente que el verdadero debate no es entre ser una economía abierta o cerrada, sino entre ser una economía enfocada en la creación de empleo y propulsada por sus propias capacidades o ser una sociedad obsesionada con obtener ganancias y que se conforma con ser solo un mercado. Afirma que, junto a las históricas vulnerabilidades que la dirigencia india ha citado para justificar su accionar, también se adoptó una manera de pensar dependiente, disfrazada de pensamiento global. Para Jaishankar, el destino de la India es más grande que ser solo parte del futuro de otros. Para él, el crecimiento verdadero es más que el crecimiento del PBI: es también el crecimiento de la infraestructura, de las cadenas de valor, de habilidades, del sistema financiero y del progreso socioeconómico. Cuando esto se sacrifica, las perspectivas de largo plazo peligran. La política exterior debe contribuir a que la “visión de desarrollo” sea la correcta.

En cuanto al contexto global actual, Jaishankar cree que nos enseña que la interdependencia tiene su lado desventajoso, y que puede ser aprovechada de manera injusta si se dejan de lado las normas globales. Por eso la interacción con naciones en competencia y competitivas necesita un constante monitoreo. La diplomacia, como intérprete del mundo, debe ejercerlo.

Jaishankar cree en aprovechar las grandes oportunidades de cambio. Así, la presión ejercida por Trump al afirmar que hay “tarifas injustas” en los sectores donde la India se ha desarrollado –los ya mencionados, más el textil y el farmacéutico– es una oportunidad para seguir realizando reformas. Por eso Nueva Delhi negocia un tratado de libre comercio con Washington, donde un eje puede ser disminuir importaciones de China para importar más de EE.UU. La idea es duplicar el comercio entre la India y EE.UU. para 2030. Así, Jaishankar considera que la política exterior más efectiva es la que se enfoca y es exitosa en lograr el desarrollo.


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