El conductor de Pasapalabra, Iván de Pinedaencontró su refugio personal en un rincón oculto del sur de la Argentina: la ciudad de Bariloche.
Su mansión en Villa Arelauquen es un lugar diseñado para desconectarse del mundo y sumergirse en el silencio y la paz de la montaña. Te contamos como es por dentro.
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Un diseño que se fusiona con la naturaleza
La propiedad ofrece una vista espectacular al Cerro Otto. Desde el exterior, la mansión destaca por su diseño moderno, pero se integra perfectamente con el paisaje montañoso. La fachada de piedra y el techo a dos aguas, en negro, dan un aire de cabaña contemporánea que no desentona con el entorno natural.
Materiales naturales que marcan el estilo
Construida con materiales nobles como piedra, madera y vidrio, la casa se mimetiza con la geografía de la zona. Los grandes ventanales permiten que la luz natural inunde los espacios, mientras que los techos y pisos de madera aportan calidez sin perder la sofisticación. Un lugar en el que el diseño y la naturaleza conviven en armonía.
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Espacios que invitan a la relajación
El interior de la mansión tiene un estilo claro: sobrio y elegante, con una decoración que refleja la personalidad del conductor. El amplio living en desnivel, con un gran sofá en tonos neutros en forma de «L», es el corazón de la casa. La chimenea negra se convierte en el centro visual, mientras que una biblioteca de hierro y madera guarda objetos personales y libros.
Un toque de sofisticación y calidez
La elección de una mantita de piel sintética sobre el sofá y detalles de decoración sutiles aportan un toque de calidez. Es un espacio pensado para disfrutar de momentos tranquilos, especialmente durante las noches frías de la Patagonia, donde el fuego de la chimenea y un buen vino son la combinación perfecta.
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La cocina y el comedor
La cocina de estilo abierto y minimalista fluye con el resto de los espacios. Su mezcla de madera y piedra negra crea una atmósfera moderna y elegante. La isla central de granito oscuro, rodeada de banquetas altas, es el lugar perfecto para disfrutar del desayuno mientras se contempla el paisaje montañoso.
Comodidad y elegancia en cada rincón
El comedor, con una mesa de madera maciza y sillas tapizadas en tonos audaces como amarillo pastel, rosa viejo y verde oscuro, rompe con la paleta neutra predominante, aportando color. Una lámpara colgante con diseño orgánico y pétalos curvados da el toque final de modernidad.
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El refugio privado
Uno de los rincones más especiales de la mansión es un pequeño sillón individual junto a una salamandra. Desde allí, una ventana enmarcada en negro enmarca un paisaje impresionante de bosques y montañas. Es el lugar ideal para la lectura y la desconexión total.