viernes, 7 febrero, 2025
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Crueldad prolongada y grave, el estremecedor caso Ivy, la perra que soportó lo inimaginable a manos de su dueño

Pruebas veterinarias confirmaron múltiples fracturas en etapas de incorrecta cicatrización (FB/ RSPCA)

Ivy, una bulldog americana de apenas seis meses, fue víctima de un caso de crueldad animal que conmocionó a la comunidad de Reino Unido y cuyo desenlace judicial se dictó el pasado 8 de enero.

Entre diciembre de 2022 y marzo de 2023, Ivy fue sometida a repetidos episodios de violencia que deterioraron gravemente su estado de salud. A pesar de su resistencia, las lesiones acumuladas la dejaron sin posibilidad de recuperación.

Como resultado del proceso legal, su agresor, Kyle Dorling, fue sentenciado a una pena de prisión suspendida de 18 meses y se le prohibió de manera indefinida volver a tener animales.

Las lesiones de Ivy fueron consideradas irreparables; por lo que determinaron que lo mejor para la perra era ser dormida (FB/ RSPCA)

El 25 de marzo de 2023, una transeúnte encontró a Ivy en los terrenos de un bloque de apartamentos en Woodland Road, en el área de Norton Lees, Sheffield, de acuerdo con el sitio de la RSPCA (Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals).

La mujer notó que el cachorro estaba extremadamente delgado, tenía dificultades para caminar y levantaba constantemente una de sus patas. “Tenía cicatrices en la boca que parecían haber sido atadas y las almohadillas de sus patas estaban ensangrentadas y en carne viva”, menciona la página de la RSPCA.

La transeúnte llevó al cachorro al servicio de control de animales de la autoridad local, donde fue atendida por un veterinario. Debido a la naturaleza sospechosa de sus heridas, el caso fue remitido a la RSPCA (Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals), que inició una investigación para determinar las circunstancias detrás del estado de Ivy.

Según detalló la RSPCA, Dorling fue identificado como el propietario de Ivy gracias al microchip del animal. En ese momento, el hombre residía en Woodland Road, el mismo lugar donde fue encontrada la perra. Testimonios recopilados durante la investigación indicaron que Dorling había intentado regalar a Ivy a otra persona, pero al no lograrlo, aparentemente la abandonó en el edificio.

Dorling fue localizado en East Sussex, donde negó haber causado daño intencional al cachorro. En una conversación telefónica con la inspectora Jennie Ronksley, afirmó que Ivy se había perdido y que había reportado su desaparición en un sitio de objetos perdidos.

También mencionó que solía mantenerla en una jaula mientras trabajaba y que una de sus patas estaba lesionada debido a un intento de escapar de la misma.

Sin embargo, las pruebas presentadas en el tribunal contradecían sus declaraciones. Los registros veterinarios mostraron que Dorling llevó a Ivy a consulta el 25 de enero de 2023 porque no apoyaba una de sus patas traseras.

Aunque se le recomendó realizar radiografías en una clínica subsidiada, nunca asistió a la cita. Tres semanas después, regresó al veterinario con síntomas similares, pero esta vez Ivy también presentaba hinchazón en la mandíbula. A pesar de las indicaciones de realizar más pruebas, Dorling no volvió a buscar atención médica para el cachorro.

El 30 de marzo de 2023, Ivy fue examinada por un veterinario en nombre de la RSPCA. El informe médico reveló que el cachorro estaba desnutrido y no podía caminar con normalidad. Presentaba deformidades severas en sus extremidades, abrasiones en las almohadillas de todas sus patas y múltiples fracturas antiguas en su mandíbula, patas delanteras, una pata trasera y el pómulo.

El veterinario concluyó que las lesiones no podían atribuirse a un accidente y que eran consistentes con un historial de abuso físico. Además, las fracturas habían sanado de manera incorrecta, lo que agravó el pronóstico de Ivy.

Se determinó que su estado era “irreparable” y que incluso con amputaciones y tratamientos extensivos, no podría tener una calidad de vida aceptable. Por ello, se tomó la difícil decisión de sacrificarla para evitarle más sufrimiento.

En su testimonio, el veterinario expresó: “El dolor que Ivy habría experimentado con una sola fractura, y mucho más con cinco, es inimaginable. Lo más desgarrador es que su dueño permitió que permaneciera en este estado sin buscar atención veterinaria adecuada”.

También señaló que las marcas en el hocico de Ivy sugerían un uso forzado de un objeto para restringir su boca, lo cual calificó como “inverosímil” según las explicaciones de Dorling.

La defensa de Dorling mencionó problemas de salud mental y dificultades personales en su argumento (FB/ RSPCA)

Durante el juicio, la defensa de Dorling argumentó que el acusado había tenido una infancia difícil y problemas de salud mental que afectaron su comportamiento y capacidad para controlar su temperamento. A pesar de ello, el tribunal consideró la gravedad de los hechos y dictó una sentencia de 18 meses de prisión, suspendida por dos años.

Además, Dorling deberá cumplir con un toque de queda electrónico de tres meses entre las 20:00 y las 8:00 horas, participar en hasta 20 días de actividades de rehabilitación y pagar £400 (aproximadamente 460 euros) en costos judiciales, además de un recargo de £154 (unos 177 euros).

El caso fue descrito por el juez David Gordon como un ejemplo de “crueldad prolongada y grave”. Durante la audiencia, se reveló que Ivy, de apenas seis meses de edad, tuvo que ser sacrificada debido a la gravedad de sus lesiones, las cuales le causaron un “alto nivel de dolor y sufrimiento”

El juez también impuso una prohibición indefinida para que Dorling posea animales, aunque podrá solicitar una revisión de esta medida después de diez años.

Tras la sentencia, la RSPCA emitió un comunicado en sus redes sociales, donde expresó su pesar por el desenlace del caso. “Entendemos que este es un final desgarrador para leer y fue realmente perturbador para todos los involucrados en su rescate, atención u proceso final”, señaló la organización.

También explicaron que la decisión de sacrificar a Ivy no se tomó a la ligera y que fue el resultado de una evaluación exhaustiva por parte de expertos veterinarios. “Lamentablemente, la opción más amable fue poner a Ivy a dormir para poner fin a su sufrimiento, pero tengan por seguro que ella dejó este mundo rodeada de amor y cuidado”, agregó.

La RSPCA aclaró que la decisión sobre la sentencia en casos de crueldad animal no depende de una sola entidad. Sin embargo, agregó que si estos casos no fueran llevados a proceso, es probable que nadie más lo hiciera, permitiendo que los responsables quedaran impunes.

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