Por más de cuatro décadas, Ricardo Yapur fue sinónimo de Rizobacter. Fue fundador, formador y figura visible de la empresa de producción de inoculantes a base de microorganismos, nacida en Pergamino y hoy un gigante de la microbiología agrícola. La condujo desde sus inicios, allá por 1977 en un garage, hasta su venta en 2016 a Bioceres Crop Solutions. Hace poco menos de un año se comenzó a gestar su salida, aunque su historia no terminará allí.
“Tenía apenas 22 cuando entré a Rizobacter y estuve ahí hasta hace poco”, cuenta Yapur en una entrevista con LA NACION. Hoy, con 67, conduce Synertech, una empresa de fertilizantes 50% de Rizobacter y 50% del grupo francés De Sangosse, que se dedica a la fabricación de fertilizantes microgranulados de alta solubilidad para aplicar junto con la semilla. La impulsó cuando aún era CEO de Rizobacter.
“No me fui a mi casa. No tengo edad de retiro, tengo ganas y un equipo que me necesita cerca. Hemos llegado a cubrir lo que queríamos cuando nos planteamos hacer la empresa junto con el grupo francés, y hoy estamos en ese camino. Hoy estamos para dar otro paso: hacerla crecer fuertemente. Espero que sea otro imperio”, se esperanza y la compara con lo que construyó con Rizobacter. Se reconoce “muy hábil para los negocios” que otros no ven y sabe que volvió al frente con el mismo empuje de siempre.
Criado en una familia numerosa con apenas 35 hectáreas productivas, Yapur trabajó de todo para poder costearse los estudios y con la ayuda de su padre: fue tractorista, peón de albañil, cuidó vacas y cerdos. “Tenía 7 hermanos, y si bien mi papá ayudaba, tenía que ganarme el sustento para estudiar en La Plata”, dice. La constancia marcó su pasado, presente y su futuro. “Nunca me creí un tipo brillante. Me considero una persona con mucho trabajo encima, muchas horas y respeto por lo que hago. Eso es lo que rinde”, asegura.
En 1981, como joven asesor en una cooperativa, se vinculó por azar con Miguel Harnan, ingeniero y dueño de un laboratorio de suelos, con quien se asoció para fundar Rizobacter. El vínculo profesional y humano fue decisivo. “La oportunidad la vio él, que me vio joven, con muchas ganas, con mucho empuje, y que me podía formar. Él ayudó mucho a mi formación y yo estoy eternamente agradecido a él. Y eso hizo también que yo siguiera adelante cuando él falleció, siguiendo adelante con la empresa», señala. De esa relación surgió Rizobacter, una empresa que supo crecer aún cuando su líder original falleció y dejó la compañía en manos del joven agrónomo y de otros dos socios: Jorge Mac Mullen, contador, y Enrique Ripoll, un exgerente de un banco. “Tuve que demostrar que Rizobacter no era solo Miguel. Había que mostrar que podía seguir sin él”, relata.
Así se puso la compañía al hombro, diversificó productos, miró al mercado externo y fortaleció la pata comercial, aunque aclara que no estuvo solo: “Yo era la cara, pero ellos cuidaban la empresa desde atrás. Sin ellos, Rizobacter no hubiera sido lo que fue”. Durante años sostuvo el crecimiento, pero con los años también llegaron las tensiones internas. La decisión de vender se dio porque con el contador y el exbancario tenían el 60% de la compañía, pero el 40% había quedado en manos de la familia de Miguel: una viuda y una hija de su primer matrimonio que, cuenta, terminaron arrastrando a la empresa en un litigio. Tiempo después, el bancario decidió jubilarse y quedaron sus hijos al mando, con lo cual se tomó la decisión de venta ante los problemas legales en los tribunales por sus exsocios.
La venta se concretó en 2016 a la firma nacional Bioceres en lugar de las multinacionales que tanteaban el terreno, pero que no iban a lidiar con la situación legal en tribunales. De este modo, Yapur quedó como CEO, y durante años Bioceres no intervino en su gestión. “Federico Trucco [CEO de Bioceres Crop Solutions] nunca se metió, nos dejó trabajar solos e ir adelante como nosotros creíamos. Un día había una reunión de directorio y yo le preguntaba cómo quería que actúe, y él me dijo: sé vos. Eso me dio una fortaleza muy grande hacia adelante, a seguir hablando, empujando y haciendo todo lo que habíamos hecho hasta ese momento. Hasta que, en un momento, sentí que era un período cumplido, una vida hecha”, analiza.
Con el paso del tiempo, el dinamismo de la empresa que nació en un garaje cambió. Con la entrada al Nasdaq de Bioceres Crop Solutions, la lógica pasó a ser la del informe trimestral, el reporte financiero, el cumplimiento contable. Yapur, quien dice ser un hombre de calle y ventas, sintió que su tiempo allí había terminado. “No es que no sirva. Es otra lógica la que se maneja hoy. Yo soy de vender”, señala sobre el presente de la firma de inoculantes. “Eso hizo que en un momento dijera: Me quiero ir. Lo hablé con Trucco, y hoy estamos en excelentísimas relaciones. Le dije que me sentía mejor liderando Synertech, una empresa que yo mismo había creado”, cuenta. Con esto, concretó su pase a Synerthech.
“Acá estoy, empezando una nueva vida a los 67 años, con muchas ganas, con un equipo que está muy motivado de que yo aparezca con ese grupo, porque, si bien yo ya soy el formador de esa parte de Rizobacter, lo creé, pero me tuve que dedicar a ser CEO de Rizobacter—, eso hizo que los descuidara un poco a ellos. Hoy están muy contentos de que yo esté ahora cerca de ellos», dice.
“Es una empresa con mucho futuro. Hoy en la Argentina se usan 5 millones de toneladas de fertilizantes y deberían usarse 8 millones. Básicamente, trabaja sobre el fósforo, y hoy se está reponiendo solamente entre el 38% y el 40% del fósforo que extraen los cultivos. Es decir, es una compañía con mucho futuro, y que creo que va a seguir adelante con mucho éxito. Tenemos un muy buen producto, y ese producto hay que ponerlo en el mercado”, afirma.
—¿Cómo ve el sector agropecuario ahora con el contexto del gobierno de Javier Milei?
—El sector agropecuario es muy dinámico, con mucho crecimiento, que hasta acá viene bien. No sé si va a entender lo nuevo, eso de que antes, si te equivocabas en algo, la inflación o la devaluación, te podía cubrir. Hoy no te va a proteger ni la devaluación ni la inflación. Viene un cambio importante y el productor tiene que cambiar el chip en la forma de producir. Creo que lo va a hacer, porque es un productor que puede sobrevivir con el 33% de retenciones, que es un despropósito, y puede sobrevivir. Está muy bien adaptado a las nuevas tecnologías, a los nuevos desarrollos. Lo veo positivo. Por eso me meto en otra compañía. La empresa tiene 15 años en el mercado desde que vino el producto en 2010, acá en la Argentina. La empresa se formó en el 2013 y la fabricación en 2016. Es una empresa asentada en el mercado. Me tengo que encargar ahora de ponerla en la cabeza de la gente.
“Todavía tengo cosas para dar, y tengo ganas. No quisiera desaprovecharlas. Un poco por mí, por mi familia, y por los chicos que hoy trabajan en Synertech, que están muy comprometidos. Siento que tengo que estar cerca, acompañar, aportar. Es algo colectivo: creo que es por todos”, afirma Yapur.
Ahora lo acompañan de cerca su esposa, María Rosana, y su hija Mística, quien está terminando la carrera de Administración de Empresas en la Universidad de San Andrés. “Mística quiere venir a trabajar conmigo”, cuenta, con naturalidad y recuerda que “nunca soñó” con sus logros, aunque tiene claro que siempre trabajó para conseguirlo.