El desalojo de la Casa Blaquier marca un nuevo capítulo en la preservación del patrimonio histórico de la Ciudad. Junto a los Altos de Elorriaga, la Casa de Ezcurra, la Casa de la Estrella y la Casa de los Querubines, este conjunto arquitectónico representa no solo el valor urbanístico de Buenos Aires, sino también su memoria social y política. Recuperarlas, restaurarlas y abrirlas al público es una forma de reconciliar el pasado con el presente, y ofrecer un recorrido único a vecinos y turistas por el corazón fundacional de la Ciudad.
“Hoy desalojamos la Casa Blaquier, ocupada ilegalmente hace más de 40 años en pleno Casco Histórico. Ya llevamos 373 inmuebles recuperados y devueltos a sus dueños. En la Ciudad, la propiedad privada se respeta”, anunció este lunes el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, a través de sus redes sociales.
Actualmente, funciona como el Buenos Aires Museo (BAM), un lugar donde se expone la historia de la arquitectura y la cultura porteña
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Buenos Aires conserva un puñado de construcciones que permiten asomarse a la vida cotidiana, arquitectónica y política de los siglos XVIII y XIX. A continuación, un recorrido por los principales inmuebles históricos que integran el circuito del Buenos Aires Museo (BAM).
Casa de los Altos de Elorriaga (1808): la más antigua de dos plantas
Construida entre 1807 y 1820 por el comerciante Juan Bautista Elorriaga, esta vivienda es considerada la más antigua de dos pisos que sobrevive en la Ciudad. De estilo colonial, combina la tipología de “casa de altos” -comercio abajo, residencia arriba- con una singular torre-mirador desde la que se avistaban los barcos que llegaban al puerto, cuando el Río de la Plata alcanzaba la actual Av. Paseo Colón.
Actualmente, funciona como el BAM, en donde se expone la historia de la arquitectura y la cultura porteña. Se encuentra frente al atrio de San Francisco, en una esquina que aún conserva su traza sin ochava, algo inusual tras las reformas urbanas del siglo XIX. Su fachada encalada, los balcones enrejados y el patio interno remiten a la Buenos Aires previa a la Revolución de Mayo. Desde 1997, es Monumento Histórico Nacional.
Casa de María Josefa Ezcurra (1830): testigo del poder e intriga política
Ubicada en Alsina al 450, la también llamada “Casa de los Altos de Ezcurra” fue construida hacia 1836 y habitada por María Josefa Ezcurra, cuñada de Juan Manuel de Rosas. En su interior se realizaban reuniones políticas y sociales que inspiraron incluso escenas del clásico Amalia, de José Mármol.
La vivienda -que fue pintada de rojo federal durante el rosismo- es un exponente de la arquitectura con influencias del Renacimiento italiano. Su puerta original, la gran escalera de palma paraguaya y las carpinterías comerciales del siglo XX conviven en una estructura que fue donada al Museo de la Ciudad en 1971.
Casa de los Altos de la Estrella (1894)
Esta residencia, también fue una de las más altas en su época. Con sus nueve metros de altura y diseño en dos niveles, representa el auge urbano del fin del siglo XIX. Como las anteriores, combinaba locales comerciales en planta baja y vivienda en la planta superior.
Ubicada a una cuadra de la Plaza de Mayo, conserva un estilo colonial en su fachada blanca y balcones de hierro. La casa fue clave en la evolución arquitectónica de la Ciudad y hoy forma parte de los recorridos culturales del casco histórico.
Casa de los Querubines (1894)
Este edificio de estilo ecléctico —mezcla de influencias italianas y francesas— fue levantado en 1894 por los propietarios de la tradicional Farmacia de la Estrella. Su nombre proviene de las figuras de querubines esculpidas sobre las ventanas de su fachada.
Está constituida por dos viviendas gemelas que se alzan en tres plantas. La ornamentación de su fachada, que da el nombre a la casa, es una de las más originales.
La Casa de los Querubines fue hogar, en las primeras décadas del siglo XX, de la actriz Niní Marshall, considerada por María Elena Walsh como “nuestra Cervantes”.
¿Qué se sabe del futuro de la Casa Blaquier?
La Casa Blaquier, ocupada durante más de cuatro décadas, fue finalmente recuperada por el Gobierno de la Ciudad como parte del plan de preservación del patrimonio porteño.
Se espera que sea restaurada y sumada al circuito cultural y turístico del Casco Histórico como ya ocurrió con otros edificios históricos del barrio de Monserrat.
GD / Gi