Piénsese en el hilo que conecta los westerns clásicos norteamericanos con Akira Kurosawa, en «Los siete samurais» o «Yojimbo», los spaghetti westerns rodados en España, o las convenciones del cine negro adaptadas a los policiales argentinos de los años cincuenta, en films como «Nunca abras esa puerta» o «Los tallos amargos». Incluso el Bollywood ha absorbido a su manera las estrategias narrativas de los musicales estadounidenses, que no paran la acción para cantar y bailar.
Esta absorción de gente talentosa de todas partes del mundo que se instala profesionalmente en el mundo del entretenimiento y la cultura popular norteamericana resulta fácil de rastrear en Comic-Con. La identidad de los hispanos / latinos —o las denominaciones mamarrachas Latinx, y su última varianta, Latine— es particularmente interesante porque se planteó de dos maneras en los paneles presentados este año. La primera es proclamar la identidad hispana a rajatabla, y denunciar mecanismos históricos de discriminación y silenciamiento, invitando al activismo en base a teorías más o menos explícitas de raza, género y minorías étnicas.
La segunda es colocar el proceso creativo en primer lugar, soslayando pertenencias tribales. Vimos cómo resolvieron esta cuestión de la identidad, de manera muy clara, en el caso de tres participantes argentinos: Ricardo Siri, Liniers, el creador de la historieta diaria “Macanudo”, que se publica en Estados Unidos desde el 2018; el director y guionista Andrés Muschietti, que cultiva con gran competencia el cine de terror, y Barbara Muschietti, su hermana, también guionista, y productora de sus tres películas en Estados Unidos: «Mamá» (2013), «It» (2017), «It: Chapter Two» (2019).
Liniers
Candidato a un premio Eisner por su última novela gráfica para jóvenes lectores, «Night Stories», Liniers fue uno de los invitados especiales de Comic-Con.
En un diálogo animado con el diseñador/editor John Lind, describió su vida y obra hasta el momento, en Buenos Aires, donde nació en 1973, y desde 2018 radicado con su mujer y tres hijas en las afueras de Nueva York. Su producción artística va más allá de la tira diaria sobre la soñadora Enriqueta (rebautizada Henrietta) , que aparece en inglés, y abarca novelas gráficas para chicos, varias portadas para la revista New Yorker, ilustraciones publicitarias y hasta un espectáculo musical colaborando con un cantante.
El horizonte artístico de Liniers se ha expandido desde su intalación en Estados Unidos. En colaboración con su mujer Angélica Erhardt del Campo publican dentro de unas semanas «The Ghost of Wreckers Cove». Sin haber perdido un ápice de su identidad y estilo, Liniers no necesita hablar de ellos en términos étnicos. Su arte lo hace por él.
Comic-Con – Muschietti – 27 Jul 25
Andrés y Bárbara Muschietti en el transcurso de la Comic Con, donde dialogaron con la prensa y los fans.
Los Muschietti
Andrés Muschietti, que nació en Vicente López en 1973, estudió en la Universidad del Cine, fundada por Manuel Antín en los años noventa, y gracias a un cortometraje presentado en el festival de Sitges en 2008, terminó instalado en Los Angeles, apoyado por Guillermo del Toro. Dirigió dos largometrajes basado en la voluminosa novela de horror sobrenatural «It», de Stephen King, publicada en 1986, lanzando su carrera en Hollywood. Su hermana Bárbara, guionista, dos años mayor y graduada también de la Universidad del Cine, es la productora de estos filmes.
Los Muschietti vinieron a presentar una nueva serie para HBO, «Welcome to Derry», de estreno próximo. Se encontraron con un público entusiasta e intrigado por el hilo argumental de la serie, que tiene tres temporadas, cada una situada en una década diferente. La serie vuelve a «It» para desarrollar “intersticios” de la historia, expandiendo personajes y episodios vinculados a la entidad maligna encarnada en el payaso Pennywise.
Los Muschietti —rubios, espigados, elegantes, vestidos de negro— introdujeron en perfecto inglés con leve acento argentino, los primeros diez minutos de la primera temporada. Los fans se encontraron con una clase maestra de cómo dirigir una secuencia de horror, no sólo por el manejo afinado del lenguaje cinematográfico sino también por el impacto estético y psicológico, un cross a la mandíbula.
El espectador capta cómo viaja una fuerza diabólica, convocada por el miedo de un teenager traumatizado, que usa chupete, hasta encarnarse físicamente en el vientre de una madre embarazada, cuya familia recoge al chico haciendo dedo. Lo que “nace” en el auto desencadenó una mezcla de gritos, aplausos y silbidos cuando se prendieron las luces. Los organizadores habían dado 30 minutos al programa y los Muschietti no volvieron al escenario. En su breve presentación inicial los hermanos hablaron de su cine, este proyecto, su colaboración con Stephen King y los actores. Están plenamente integrados al Sistema.
Volvemos a George Lucas y Guillermo del Toro, una experiencia que permitió aquilatar en la hora escasa que duró el panel la vida y obra del creador de «Star Wars». Figura esencial del Nuevo Hollywood, iniciado en los años sesenta y hoy reliquia del pasado en 2025, suplantado por el Hollywood global, Lucas es una figura sacrosanta para las multitudes que vienen a ésta y otras convenciones de arte popular.
Fue la primera visita de Lucas a Comic-Con, y se lo vio visiblemente emocionado por la recepción exultante de 6,500 fans, muchos en “cosplay” blandiendo sables de luz, con la fanfarria de Star Wars como fondo musical. Guillermo del Toro suplió con su exuberancia física y verbal el perfil sosegado del director (81 años). Quien recuerda a Lucas en su apogeo creativo, el aspecto frágil evoca a un hombre organizando su legado. El objeto del panel era, precisamente ése, presentar el Museo de Arte Narrativo que lleva su nombre, a inaugurarse en Los Angeles dentro de unos meses.
Después de un breve video mostrando el edificio diseñado como un cinta de Moebius, sin ángulos rectos, con jardines por todas partes, incluso en el vasto techo, Lucas describió con sencillez la visión de su contenido: un templo al arte narrativo popular, homenaje a todas las formas de contar historias, empezando por los mitos, pasando por las cuevas de Altamira, las ilustraciones de revistas y por supuesto, los comics, clásicos y modernos. Habló con reverencia, citando indirectamente a los griegos, sobre la conexión entre el arte y las emociones, y la necesidad de dar una continuidad histórica a una colección que empezó siendo alumno universitario.
Miembro del comité directive del museo, Guillermo del Toro -melena elegantemente despeinada- completó los conceptos de Lucas con lenguaje colorido, en un inglés que no evitó la palabrota vulgar, con efecto cómico. Hablando de los artistas, a quienes la inteligencia artificial no puede reemplazar, proclamó contundente: “Personality, story and emotion don’t come in a fucking app”.
Para apreciar Comic-Con se requiere entrenamiento físico, resistencia mental e interés en vivir lo que es, esencialmente, cuatro días de carnaval, el mundo patas para arriba. Así se puede absorber lo que ofrece la cultura popular: lo artístico pasa no por el refinamiento sino por las emociones que conectan a la gente con historias y personajes que sienten como propios.